Enlaces

14.2.21

Electrónica Digital (2007-2008) - Desencanto

"Buenas tardes..." 

Según dio las buenas tardes, dejó su bolso encima de la mesa del profesor, sacó un porta-tizas, se puso de espaldas a nosotros  y comenzó a escribir en la pizarra,

 

"Electrónica Digital

Índice

Tema 1 ……

Tema 2 ……

…."

 

 

En aquella época solía situarme al final en la última fila de la clase.  El ambiente era de cansancio, todos cansados, los alumnos cansados, la profesora también cansada. Todos habíamos realizado una larga jornada laboral, y ahí estábamos para recibir una clase de electrónica digital. Y lo que recibimos fue una intoxicación de polvos de tiza, una persona ausente que lo único que se dignaba a mostrarnos era su espalda.

 

90 minutos de desconcierto. 

 

Comenzó a copiar en la pizarra el contenido de una hoja que sujetaba en la otra mano, la cual representaba el temario de la asignatura, que  lógicamente todos teníamos en formato pdf y que nos habíamos leído previamente. Ella continuó con esa tarea hasta que acabó la clase.

 

Así comenzó mi primera tutoría de electrónica digital, allá por el año 2007. 

 

Pasé frío, mucho frío desde la parada de Móstoles Central hasta  el instituto nocturno habilitado por la UNED para las tutorías. Era una asignatura de segundo cuatrimestre, por lo que debía ser finales de Febrero. 

 

Mientras hacía el recorrido reflexionaba sobre el esfuerzo que estaba realizando. Desplazarme al final de un duro día de trabajo, a un instituto inhóspito a recibir una clase, y a llegar a las diez y media de la noche a casa. 

 

Ahora estoy al final del camino, a punto de conquistar la cima, de llegar a la meta, de acabar con el dragón y salvar a la princesa. Pero en ese momento únicamente había aprobado "álgebra". Es decir, estaba en el kilómetro uno de mi maratón particular. Reflexionaba mucho sobre el esfuerzo. Sobre el esfuerzo tan grande que estaba haciendo. Me organizaba con Raquel, mi mujer, para repartirnos las tareas domésticas, y por supuesto el cuidado de nuestro hijo (en ese momento solo teníamos a Alfonso). Esfuerzo, esfuerzo y esfuerzo. Al final es eso.

 

Al llegar al centro de la UNED me dirigí a la clase donde se impartía la tutoría. Crucé la puerta y me encontré con seis o siete alumnos. Les saludé y me senté en un pupitre. Los asistentes nos repartimos a lo largo de toda la clase. Cada uno manteniendo las distancias sobre los demás. Eso hice yo. Me fui al final de la clase y a una esquina. Es curioso cómo somos las personas. 

 

Siempre me ha gustado el ambiente de la UNED. Es muy heterogéneo. Te encuentras con personas que vienen directamente con el mono de trabajo. También hay mucha diversidad de edad, desde veinteañeros hasta prejubilados con mas de sesenta, y también confluyen distintos niveles educativos. Hay personas que están abordando por primera vez un grado universitario, que vienen de la rama de formación profesional, otros están realizando su segunda carrera, los hay que estudian por cuestiones profesionales, y otros únicamente por gusto. Puede que esto pase en todas las universidades, pero, considero que en la UNED se hace mas patente. Todas estas cuestiones que te cuento me gustan, y me gusta formar parte de ello.

 

Volviendo al aula, nos saludamos y esperamos la llegada del profesor / profesora. Como no, llegó quince minutos tarde. Con esto vuelvo al punto en el cual la profesora nos dio la espalda y comenzó a escribir en la pizarra.

 

Lo primero que hice fue mirar al resto de mis compañeros. ¿Era verdad  lo que me estaba pasando? ¿Esta señora estaba copiando en la pizarra la guía que todos teníamos en pdf? ¿Esta señora nos iba a hacer copiar durante hora y media texto, en vez de enseñarnos electrónica digital? A mi derecha, a dos o tres pupitres tenía una persona que venía con el mono de Indra. Debía de trabajar en la sección de mecánica, electrónica o aeroespacial de la compañía. Nos miramos, y sin palabras lo que nos estábamos diciendo era ¡pero qué mierda es esta!, ¿Por esto no voy a llegar a ver a mi hijo despierto?. Era una mezcla de rabia, desesperación y odio. 

 

Fue la primera y única clase de electrónica digital a la que asistí. En aquel momento no conocía mucho del funcionamiento de la universidad. Hoy habría denunciado sin miramientos tal dejadez y desidia de las funciones de un profesor. 

 

No nos damos cuenta de la influencia que tienen en nosotros los buenos y malos profesores. Influyen en nuestro estado de ánimo, nos dan fuerza, nos motivan, dan sentido al tiempo que dedicamos al conocimiento de una disciplina.  Por el contrario, un mal profesor desespera, malhumora, te apaga, te hace plantearte el continuar o no. Un mal profesor es lo peor. Un mal profesor puede arruinar la vida de un estudiante, en el inicio de su vida académica. No podemos permitir que los malos profesores den clase. No debemos permitirlo por amor a la sociedad, por amor a nuestros hijos. Pueden ponerlos en la biblioteca, a preparar calendarios, documentación, lo que sea, pero nunca delante de los alumnos. No lo debemos permitir, nunca.

 

Al estar en los primeros pasos de mi epopeya universitaria no sabía hasta que punto podía exigir a mis profesores.  Hoy en día me hubiera faltado tiempo para poner una queja formal al respecto. En eso momento lo dejé estar.

 

La profesora ni se dignó a saludarnos en toda la clase. De vez en cuando repetía en voz alta lo que estaba copiando en la pizarra, como un run run interno. Al finalizar la tutoría (diez minutos antes, por supuesto) guardó su porta-tizas  en el bolso, nos dijo adiós y desapareció.

 

Fue la última tutoría presencial voluntaria a la que acudí. Me prometí a mi mismo que nunca nadie iba a tirar mi tiempo a la basura como lo habían hecho hoy. El 2007 no iba a ser el año de aprobar electrónica digital, por este motivo y por programación II, que como ya comenté en un post anterior absorbió todos mis esfuerzos para el segundo cuatrimestre.

 

Además del esfuerzo de estudiar y de dedicar horas y horas a este proyecto, tenía que pelear con un poderoso enemigo. El desencanto. 

 

No iba a tener profesores maravillosos que me iban a motivar de forma espectacular, que me iban a ayudar a cumplir este gran reto. Es posible que en el camino me encontrase con alguien que sí (con las que por supuesto me he encontrado) pero tenía que estar preparado para lidiar con personajes amargados, desencantados, acomplejados los cuales les habían encargado la triste misión (para ellos) de formarnos. Imagino que esta persona no pudo cumplir sus sueños, y toda su amargura acumulada la proyectaba en forma de desidia hacia nosotros.  Con el paso de los años, y con la llegada de las tutorías virtuales disponemos de mejores contenidos, y no tenemos la necesidad de pasar estos tragos, o tenemos mas opciones para formarnos. 

 

El desencanto no iba a poder conmigo, no iba a abandonar mi maratón particular, eso no.


Anteriormente



En el próximo capítulo

  • Continuará...!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

31.5.20

Complejidad y Computabilidad - (2019-2020) - chapeau!!!

Chapeau es una expresión francesa usada para mostrar admiración por algo. Algo así como quitarse el sombrero. Eso es lo que quiero hacer con este pequeño post sobre mi experiencia al afrontar la asignatura de complejidad y computabilidad de cuarto curso. Chapeau!

Escribo este post cuando todavía no me he examinado y no conozco los resultados de mi aprendizaje, de mi esfuerzo, pero si que estoy en disposición de realizar una reflexión sobre cómo han transcurrido estos meses, la organización de la asignatura y en qué ha consistido el proceso de superación.

Chapeau al contenido, chapeau a la metodología utilizada y por supuesto Chapeau a Emilio Letón, nuestro profesor y responsable de la asignatura, el cual considero, con diferencia el mejor docente que he tenido en todos estos años de travesía. No es de extrañar que los números y las estadísticas le avalen.

Abordar esta asignatura ha sido todo un ejercicio de interactividad continua. Nos ha hecho participar en foros, elaborar videos de youtube, resolver exámenes en twitter. Ha hecho muy accesible y ameno todo el contenido teórico.

Las herramientas que hemos utilizado me han parecido que tienen un potencial enorme. La UNED debería de tomar muy en serio el aplicar este tipo de metodologías en todo su abanico de estudios. No olvidemos que la vocación de la UNED es el estudio a distancia, y estas herramientas lo facilitan, así como la colaboración entre alumnos y la elaboración de contenidos que posteriormente puedan ser utilizados por el resto de la comunicad educativa:

  • MDM. Nunca había trabajado con esta herramienta docente. Las siglas de mdm corresponden a "Minivideo Docente Modular". Consiste en elaborar un pequeño video, de no más de 8 o 10 minutos que resuelva e ilustre un aspecto concreto de la asignatura, como resolver un problema o realizar la demostración de un teorema. Debe de llevar subtítulos para que pueda ser consumido por personas con dificultades auditivas, de carácter minimalista y lo mas interactivo posible, apoyándose en una tableta digital para que podamos escribir sobre la marcha. Finalmente el video es publicado en youtube. El profesor se encarga de realizar el reparto de los distintos mdm entre los alumnos. El resultado es la generación de contenido interactivo de la asignatura que posteriormente es consumido por todos los alumnos. La elaboración del mdm es evaluada y puntuada por el equipo docente. He usado estos mismos videos para repasar aspectos de la asignatura.
  • Premiar la Interacción en los foros. Otra idea genial. El equipo docente establece como actividad la participación en los foros, con una puntuación asociada en función del número de respuestas aportadas y calidad de las mismas. El equipo docente planteaba preguntas, abría hilos de discusión, y los alumnos los enriquecíamos con nuestras aportaciones. Una idea muy simple (el premiar la participación) pero de una efectividad enorme, por lo menos en lo que a mí se refiere. "Gamificamos" y premiamos la creación de contenidos, donde además dichos contenidos ayudan a la resolución de dudas de los alumnos. ¡Homérico!.
  • Participación en twitter. El equipo docente publicaba periódicamente tweets con preguntas y los alumnos enriquecíamos con nuestras respuestas.
  • Usar como material de estudio contenidos elaborados por otros estudiantes. Así ha sido. En los días previos a la presentación a examen me he dedicado a repasar los diferentes videos mdm elaborados por la comunidad de alumnos. Algunos estaban mejor elaborados, otros peor, pero todos aportaban su grano de arena.

Gracias Emilio!, gracias de verdad. Imagino sabes lo duro que es el estudio a distancia. Planteamientos como el que nos has propuesto enriquecen la experiencia, la hacen divertida, gratificante. Hacen que me sienta orgulloso de esta universidad, la UNED. Espero de todo corazón que se extiendan en la comunidad educativas estas ideas y formas de trabajo que nos has transmitido.

Actualización a 26 de Febrero del 2020... He recibido los resultados de la asignatura. Un 9,4. Una espléndida nota, obtenida con esfuerzo, con dedicación, pero de una forma tan interactiva y divertida que ha sido un verdadero placer.

8.4.20

Epopeyas de adolescente (IV) - Destruyendo el obstáculo

    - Llegó Septiembre, ¿qué pasó?

    - Aprobé todo. Aprobé las cuatro asignaturas. Aprobé con buenas notas. Fui capaz. Le di la vuelta a una situación prácticamente imposible. Pero además, no lo hice por los pelos. Lo hice a lo grande. No me dejé nada para el año que viene, aprobé todo. Todo. Recuerdo perfectamente el primer día de clase de ingles de tercero, y la mirada de la profesora de ingles, entre estupefacción y respeto.
   - Alfonso, no esperaba verte en este curso. Enhorabuena -.

    - Cuéntame la reacción de las personas mas importantes para ti en esos momentos. Tus padres. ¿Cómo fue?

        - Desde mi padre, orgullo. Orgullo por ver cómo su hijo era capaz de darle la vuelta a una situación complicada, imposible. Orgullo no por el objeto en sí, en este caso estudios, orgullo de la madurez demostrada, de la determinación, de lo necesario que es en ocasiones ponerte delante del obstáculo y, pico y pala, pico y pala, sin dudar, sin desfallecer, sin mirar a los lados, y al final llegar a tu objetivo. Eso es lo que pienso de mi padre. Orgullo.

        - Desde mi madre, euforia, felicidad, pero también un problema menos. ¡objetivo conseguido!. A otra cosa mariposa. El sentimiento de repetir curso en casa era como ¡la muerte en vida!. Te hacía sentir como si lo siguiente que tuvieras que hacer era coger un petate y desaparecer. Esa era mi sensación. Con el paso de los años, tanto mi madre como yo aprendimos juntos a relativizar estas situaciones, estos momentos.
   
    Como padre todas estas experiencias enriquecen, aunque reconozco que estoy cometiendo errores, muchos de ellos los mismos que cometió mi madre conmigo, pero intento transmitir a mis hijos otras sensaciones, no tan alarmistas o tremendistas, aplicar más la mejora continua. Al final da igual, por mucho que queramos, las fuerzas, las motivaciones, las verdaderas, deben de surgir de uno mismo. Todo lo demás no vale de nada. De lo que sí estoy convencido es que no hubiese conseguido nada ese verano si mi madre no me hubiera dado ese espaldarazo, ese apoyo sobre cómo afrontar la situación.
   
        - Y eso fue todo.
       
    - ¡Fuiste la ostia, tío!

    - Si. Lo fui. Y es algo que conforma el día a día de mi vida. Es lo que me hizo afrontar fuera de edad la aventura de la UNED, es lo que espero me permita, cuando tenga setenta u ochenta años, plantearme el estudiar una nueva disciplina, aprender un nuevo instrumento musical, o qué se yo que nuevo reto plantearme. Es lo que me indica que en cualquier momento de mi vida puedo empezar de nuevo, de cero. Como cantaba Fernando Alfaro en ¿qué clase de animal?, 'temazo' del 91 de los 'surfin bichos' , "hay cristales por mis venas, es la vida cuando me recorre el cuerpo". Sin dolor, sin esfuerzo, sin sufrimiento, no hay recompensa. Eso es así.

Nos dimos un abrazo celestial, atemporal, interdimensional entre mi yo actual y mi yo del 87. Nos miramos a la cara, lloramos, reímos. Mi yo mas joven se dio la vuelta, y arrancó su camino . Desapareció entre los árboles.

Anteriormente


En el próximo capítulo



8.2.20

Epopeyas de adolescente (III) - Pico y Pala

    - ¿Cómo te fue Junio?

    - A ver… Lo primero que hice, una vez les comunique a mis padres que iba a  intentarlo, fue hablar con Raquel (Mi novia entonces y mi mujer hoy) y mis colegas y decirles que se olvidasen de mí, de momento hasta que pasasen los exámenes de Junio. Luego ya veríamos. No recuerdo exactamente cuales fueron las asignaturas a las que me presenté (Han pasado treinta y dos años). Por descarte sobre las de septiembre, las cuales si que me acuerdo, debieron de ser Geografía e Historia y Biología. A partir de ese momento me puse en modo "robot". Me levantaba a una hora dada, las 7 o las 8, me preparaba un café y, ¡pim pam, pim pam, pim pam! No había otra cosa que hacer ¡pim pam, pim pam, pim pam! De vez en cuando me venía algún pensamiento derrotista y depresivo ¡eres un mierda y cosas así!, pero rápidamente volvía al objeto del estudio ¡pim pam, pim pam, pim pam!. A las dos o las tres paraba a comer, descansaba un poco, y de nuevo a las cinco, ¡pim pam, pim pam, pim pam! Hasta las nueve. Y así los días que fueron desde que me dieron las notas hasta los exámenes de Junio. Imagino debieron de ser del orden de siete a diez días.

    - ¿Y?

    - Aprobé dos asignaturas. Vamos, aprobé a lo que me presente. Debió de ser la primera ocasión en la cual tuve la necesidad de medir mis fuerzas, realizar un estudio analítico de mis posibilidades, seleccionar el objeto de mis esfuerzos y, adelante. Y fue bien. El problema seguía siendo inmenso, pero había dado un primer paso en la buena dirección.

    El día de las notas de los exámenes de Junio estuve feliz, pero con una cierta melancolía, una cierta tristeza. Una tristeza que a día de hoy no me ha abandonado. Aproveché la tarde para estar con mis colegas, pasarla con Raquel, olvidarme de todo, soltar estrés acumulado.

    - ¿Cómo reaccionaron tus padres?

    - A estas alturas, no lo recuerdo muy bien, pero mi madre (nuestra madre), viendo el paso que había dado en junio, pensó que podía existir una mínima posibilidad de sacar al menos dos asignaturas, y conseguir el pase a tercero.

        - Hijo, si de verdad te lo vas a tomar en serio creo que deberíamos pedir ayuda. ¿cuáles son las asignaturas que tienes pendientes para Septiembre?

        - Inglés, Latín, Matemáticas y Física y química (n.a. Sobre física y química tengo dudas de que fuese esa u otra. A efectos de ilustrar mi historia ¡que mas da!).

        - Bien. Voy a contactar con alguna academia de recuperaciones de verano, a ver si nos pueden ayudar con ellas.
   
    Mi madre estaba muy, muy triste con lo que había pasado, pero tenía esa capacidad para pasar a los hechos, de actuar. En muchas ocasiones se pasaba de ímpetu, pero ahora la necesitaba. Yo iba a poner todo de mi parte, pero, necesitaba ayuda.

    Contactamos con una academia que se iba a encargar de darme el inglés, y nos ayudaron a localizar un profesor para matemáticas y física y química, y una profesora de latín. Me pasé todo el mes de Julio y parte de agosto asistiendo cuatro horas diarias a clases de recuperación.

    - ¿Cómo fue el verano?

    - No recuerdo verano. No recuerdo nada que no sean las clases de ingles en la academia, la casa del profesor de matemáticas, física y química (n.a. una persona de lo mas curiosa e interesante, daría para un post) y la casa de la profesora de latín, una chica muy, muy jovencita que debía ser estudiante de primero de derecho o alguna filología. No recuerdo nada más, No recuerdo fiestas de verano, playa, salidas, nada. Es como si se hubiese borrado todo de mi mente, o que realmente no hubo nada mas que estudios. Me dediqué en cuerpo y alma al estudio, como un monje.

    - ¿Qué te daba fuerzas? ¿qué era lo que te hacía seguir adelante, sin titubear, sin querer tirar la toalla en ningún momento?

    - Por un lado la rabia. La rabia de haber sido un gilipollas, un vago, un incompetente, un payaso, un pieza, un inutil. Rabia de haber generado una situación desagradable para todo el mundo. También vergüenza, mucha vergüenza. Vergüenza de no estar a la altura de los demás, de ver como mis colegas habían alcanzado sus objetivos del año, y yo no. Y miedo, miedo al fracaso, miedo a saber qué iba a ser de mí si no conseguía aprobar, pasar de curso. ¡con dieciséis años y a trabajar!

Anteriormente


En el próximo capítulo


Epopeyas de adolescente (II) - Hay que dar la cara

    - Me dirigí a mi casa, y entregué las notas a mis padres. Si mi decepción era inmensa, la de mis padres fue desgarradora. No hablábamos de dificultades para afrontar esta u otra materia. Hablamos de un total pasotismo, de no haber hecho nada, nada, nada.

    - Mi padre se refirió a mí realmente entristecido, avergonzado, asumiendo que todos los sueños que pudieran haber puesto en mí, de convertirme en una persona de provecho, de llegar a algo mas que ellos, de conseguir aquello que ellos no pudieron, todo esto se desvaneció de golpe. A día de hoy, recuerdo perfectamente la cara de mi padre y su voz diciéndome "hijo mío, me has decepcionado. No llegarás a nada en la vida", marcharse, y dejarme solo, totalmente destrozado.

    - Mi madre, por supuesto, se quedó exactamente igual de echa polvo, pero mi madre es una persona práctica, operativa. Mis padres habían pasado dificultades, y debido al trabajo de mi padre, que le hacía pasar meses fuera de casa, mi madre estaba acostumbrada a tomar sola muchas decisiones. De manera que, ocurrido el problema, lo siguiente era interiorizarlo y ver cual era el siguiente paso a dar, y no dedicar mucho tiempo a las lagrimas o a compadecerse.

    - Por un lado, ella me hacía un seguimiento diario mas a corto que mi padre, y por tanto sabía que el resultado del curso no iba a ir por buen camino. Vistos los resultados, y puestos encima de la mesa mi madre me plantea:

        - Bueno… ¿Y que vas a hacer?. Visto lo visto no vales para estudiar, así que, tienes todo el verano para buscar trabajo. Ahora mismo te bajas al puesto de periódicos, te compras el segunda mano, y comenzamos a buscar algo en lo que puedas trabajar. En casa no te vas a quedar.
        - A ver, mamá, que yo quiero seguir estudiando. - le dije bubuceando.

        - ¿Te estás riendo de mí? ¿qué quieres seguir estudiando? ¡Pero si te han quedado seis asignaturas! ¡Si lo único que has aprobado es gimnasia, ética y otra mas! ¡Vete a reírte de nosotros a otra parte!.

    - Así se lo tomaron mis padres. Ni mas ni menos como era de esperar. No les reprocho ni las palabras ni sus reacciones, ante una persona que se ha reído de ellos durante todo el año.

    - ¿Y entonces qué?¿que pensaste? ¿qué hiciste? ¿había algún plan? - Le contesté a mi yo de diez y seis años.

    - Ese mazazo de realidad me hizo reflexionar, mucho. Yo no quería dejar los estudios. ¡joder!, me consideraba un tío culto. Oía buena música, leía a Hermann Hesse, me interesaba el buen cine… La cultura en general me interesaba. No quería dejar los estudios.

    - Algo inexplicable pasó, como las grandes cosas que le pasan a uno en la vida. Dentro de mí se fue generando una especie de fuerza, en muy poquito tiempo, quizás en el mismo día en el que recibí el mazazo.  Una fuerza movida por la desilusión tan grande, por la vergüenza que me producía mi situación actual, una fuerza y una seguridad en mi mismo que me hizo plantarme ante mi madre (mi padre había dado el asunto por perdido y no quería saber nada del asunto):

        - ¡Mamá, voy a intentarlo, voy a intentar sacar como mínimo cuatro asignaturas. Quiero pasar de curso, no quiero ponerme a trabajar, quiero estudiar, creo que valgo para ello. Perdóname mamá, perdóname. ¡Perdonadme todos- Mientras hablaba con mi madre se me saltaban las lágrimas de rabia y tristeza. Balbuceaba.

        - ¡Pero tu estas tonto!, pero ¿no te das cuenta que te han quedado SEIS ASIGNATURAS? Si has sido incapaz de aprobarlas a lo largo de un año, ahora me dices que en tres meses vas a conseguir aprobar alguna. Déjame por favor, déjame en paz. - Mi madre seguía totalmente desolada. Todavía no lo había digerido y encime le venía yo con un cuento imposible de creer.

        - ¡Mamá, por favor, confiad en mí! Me voy a esforzar, voy a estudiar todo lo que sea necesario, os lo prometo, pero, por favor, no me saquéis de estudiar. - A todo esto uno tiene que imaginarse como padre, pensando en qué narices ha hecho mi hijo todo el año, donde ha estado yendo en vez de ir a clase, con qué gentuza se ha juntado, pensamientos negativos y preocupaciones adicionales que en estos momentos tenían los míos.

    - Tras varias conversaciones con mi madre y mi padre les convencí de que lo iba a intentar. A ver, cuando digo que les convencí, esto no es cierto. Creo que nunca me creyeron, pero debieron de pensar que el verano no es una época muy propicia para comenzar un trabajo, y que si quería pasarlo estudiando, pues adelante. Lógicamente no iba a disfrutar de vacaciones, iba a tener limitadas al mínimo las salidas y, bueno, la situación normal de castigo a la que debemos de enfrentarnos cuando tenemos una edad, y no hemos hecho lo que se nos supone son nuestras obligaciones. Insisto en ello, no aprobé porque no me dio la gana, porque no hice ni el huevo, no porque no tuviese la capacidad para ello. Es por esto que creo aún existía alguna posibilidad.

    - De acuerdo, así que el plan era intentarlo ¿No?. 

    - Si. Así es. Me encontraba mas o menos a mediados de Junio. En aquella época los estudiantes disponíamos de dos convocatorias para poder aprobar una asignatura suspendida. La convocatoria de Junio y la de Septiembre. En ambas te examinabas de todo el temario. En Junio normalmente no aprobaba nadie, o muy poca gente,  dado el poco tiempo que tenías desde que te daban las notas hasta que tenías el examen de Junio.


Anteriormente

En el próximo capítulo



18.1.20

Epopeyas de adolescente (I) - La desolación

Ese día de Septiembre de 1987 me di cuenta. Era capaz de superar retos mucho más grandes de los que me había imaginado. Hasta ese día no fui consciente del poder que tenía.

Éste es un relato de superación, de orgullo, de tristeza también, pues de alguna manera fue una experiencia traumática, pero que refleja una de los momentos mas brillantes e inquietantes de mi vida. Es un relato corto, una vivencia, un cachito de mi vida que hoy rememoro de nuevo, volviendo a sentir, con la lógica distancia en el tiempo, las mismas sensaciones.

Para ilustrar la historia que te quiero contar, voy a usar como mecanismo un dialogo conmigo mismo, donde el Alfonso de hoy, de cuarenta y ocho años se encuentra con el Alfonso de diez y seis, treinta y dos años atrás. Tomo prestada la idea que ya utilizó Borges en su cuento "el otro".

He quedado con él en uno de mis sitios favoritos (y suyo también). El parque del retiro de Madrid. En un banco de una zona muy tranquila cerca del estanque, situado en frente del Palacio de Cristal. Uno de los lugares mas idílicos de mi ciudad.

Espero sentado en un banco, observando el sosiego de mi alrededor. Hemos quedado a primera hora de la mañana, sobre las 10:00 y todavía no hay mucho movimiento.

Le veo llegar, con esa manera de andar "chulesca" que dicen que tengo , o "muy sobrada", como muy seguro de mí mismo. ¡Si ellos supieran!... Esa seguridad en mí mismo es algo que a día de hoy, y parece mentira, echo en falta. Debería de ser al revés, y que dicha cualidad se mejorase con los años, debido a la experiencia. La experiencia me debería haber dado sosiego, tranquilidad, la capacidad de relativizar los problemas, tomar distancia con las preocupaciones. Pero la vida es injusta, y no tiene porque ser así, por lo menos en mi caso, por lo menos en este momento de mi vida.

Nos encontramos. Lleva puesta mi camiseta favorita de la época. Blanca, de manga larga con el símbolo de una estrella roja, y el nombre de "Jesus & Mary Chain" sobre ella. Una de mis bandas favoritas. En esa época llevo (lleva) el pelo largo. No para de tocárselo.

Nos sentamos y arranco.

    - ¿Cómo estás?.

    - Bien. Ahora muy bien. Fantástico. Ha sido mucha tensión la que he tenido todo el verano. Ahora todo ha pasado.

    - Cuéntame, ¿Porqué has tenido esta tensión? ¿A qué es debido?.

    - Bueno. Estoy cursando segundo de B.U.P. , y en junio me quedaron seis asignaturas. De nueve que tenía únicamente aprobé seis. Vamos, básicamente que me he tocado los huevos todo el año, no hay que darle muchas mas vueltas.

En el año 1987 los estudiantes cursábamos tres años de lo que se llamaba el B.U.P., lo que corresponde a día de hoy a bachiller, y un año de C.O.U. De orientación a la universidad. No se podía pasar de un curso a otro si suspendías mas de dos asignaturas. Con este panorama, de seis suspensos, estaba más que abocado  a repetir curso, lo que para mí suponía un fracaso total.

    - Ya, ya, ya veo. Bueno. Por situar el punto de partida, ¿Cómo fue el momento de recibir los seis suspensos? ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo se lo tomaron tus padres? - Le pregunté.

    - En el momento de recibir las notas, de interiorizarlas, de darme cuenta de la magnitud del desastre, del tiempo perdido, del dinero perdido de mis padres.. Me derrumbé. Fue como si un agujero negro me absorbiese, como si el mundo se fuese a acabar, como si toda mi vida fuese a esfumarse  en ese preciso instante.

    - No me derrumbé por miedo a mis padres, al castigo. El castigo, fuese el que fuese, estaba mas que justificado. Me derrumbé porque me decepcioné a mi mismo. Estaba avergonzado de mi mismo. Fue unos de los momentos mas tristes de mi vida.
   
También es cierto que con diez y seis años amplificas cualquier problema que puedas tener, por insignificante que parezca. Pero esto no era un problema pequeño. Era una cagada de un tamaño descomunal.

Anteriormente

En el próximo capítulo



23.12.19

Programación II - (2007 - 2008) - Lo dejo

Es el primer año de "re-enganche" en la UNED después de un par de experiencias no muy buenas.

Este año no va a ser el año de los listos, el año de los "sobraos". No. Este año va a ser el "año del conservador". Esto es como cuando las compañías elaboran un presupuesto para el año que viene, y dicen, "hemos elaborado un presupuesto conservador, sin grandes pretensiones". Bueno, pues de la misma manera yo quería que mi primer año no fuera uno de grandes pretensiones, y por tanto al Algebra le sumé únicamente  Programación II.

Programación II. La misma definición lo explicita. Temas de programación. Programar. Pues ya está. Tengo aprobada Programación I. Llevo años programando en el ámbito profesional. Pues, esto será un poquito mas. Voy a cogérmela que seguro que me la saco con la gorra.

Quién me iba a decir que esta asignatura iba a tirar por tierra todas mis ilusiones, todos mis anhelos, todas mis ganas de comerme el mundo. Quien me iba a decir que iba a acabar odiando a muerte esta materia, que se iba a convertir en una pesadilla, que me iba a poner en la puerta de salida de la UNED, pero a la que finalmente domaría, y disfrutaría de una forma tan fantástica.

- ¿De qué iba la asignatura? ¿qué objetivos perseguía?

La asignatura formaba parte del "stack" de conocimientos básicos de programación. Y digo formaba pues  en estos momentos no se si está incluido en el actual plan de estudios de ingeniería informática. Imagino que los conocimientos base se seguirán impartiendo, es posible que con una denominación de asignatura diferente.

Como ya comentaba anteriormente, me tiré de cabeza a esta asignatura pensando que iba a estar todo el día programando en el ordenador. Nada mas lejos de la realidad. "craso error", pues el uso de herramientas de programación en la asignatura es nula, casi cero. Fue una asignatura 100 % teórica. Existía una parte de codificación en Modula 2, pero lo que se evaluaba era la capacidad analítica, y aunque tuvieses bien la codificación, si la parte analítica no había sido resuelta conforme a las normas, no te valía para nada.

- ¿Qué tal los materiales, la bibliografía básica, las prácticas?

El libro oficial era el de "diseño de programas - formalismo y abstracción" de Ricardo Peña. Hablamos de una época en la cual la UNED editaba sus propios libros, y dichos libros representaban los textos básicos de la asignatura. A priori podría parecer que todo esto era un "yo me lo guiso yo me lo como", donde los responsables de las asignaturas elaboraban sus propios textos que posteriormente ponían a la venta a los alumnos de dichas asignaturas. Pues sí. Bajo mi punto de vista era un "yo me lo guiso, yo me lo como" como una casa. Afortunadamente todo esto ha cambiado a día de hoy, y se trabaja con los mejores textos que existan al respecto, de los autores y editoriales que sean. No existe la obligatoriedad de que sean textos de la UNED.

Respecto al libro de Ricardo Peña, y sin entrar a realizar una crítica "sesuda" de todo el contenido, considero que le falta didáctica. Trabaja los conceptos, los expone, los enumera, los describe, pero de una forma excesivamente académica que echa para atrás desde la página uno, que infunde temor y rechazo. Si hubiera dependido únicamente del estudio del texto base no habría aprobado la asignatura. Gracias al trabajo en equipo con el resto de compañeros pude sacarla adelante. El trabajo con los compañeros es muy importante.

Para poder aprobar la asignatura era condición indispensable el elaborar y aprobar una práctica obligatoria. Era condición indispensable para presentarte al examen. Pues bien, mi relación con ella fue de amor y odio. El aprobar la práctica era muy difícil, el nivel de exigencia altísimo, las horas a dedicar interminables. Estos aspectos representan la parte de odio a la práctica. Pero por otro lado, aprendí a moverme por el mundo de los formalismos y las abstracciones de una forma como nunca hubiera imaginado. Aprendí a especificar problemas, a analizar su eficiencia, a realizar diseños recursivos , diseños iterativos, técnicas de plegado y desplegado. Sufrí mucho pero acabe disfrutando de los conceptos tratados, acabé enamorándome del ámbito teórico, y es algo que sigo disfrutando a día de hoy.

Como detalle "exótico" y de "abuelo cebolleta" en ese año no se enviaban todavía los trabajos por internet (¿…?). Si… así es… Usábamos el formato DVD. Es decir, realizabas la práctica y una vez finalizada, perdías tiempo y la pasta en "quemar" un dvd con el contenido de la misma, que debían de ser dos o tres megas, no mas, lo que ocupaba el pdf de la memoria y el código fuente de modula 2.

- ¿Qué tal el profesorado?

Mis contactos se limitaron al tutor de la asignatura en aquel momento. No recuerdo su nombre, y aunque lo recordase tampoco lo publicaría. El motivo de mi gran epopeya no es hablar de personas concretas. Es hablar de experiencias, gratas en muchas circunstancias, desastrosas y desmotivadoras en otras como es el caso. Mi experiencia resultó ser fatal desde el principio, un desastre.

Para poder presentarte al examen era requisito desarrollar una práctica. Para ello debíamos mantener una tutoría (no recuerdo si fueron una o dos) con el tutor asociado a la asignatura. En esas tutorías se describía en qué consistía la práctica y los trabajos a desarrollar.

Por aquel entonces los alumnos de la zona sur de Madrid no disponíamos del centro asociado actual. Todo estaba mas centralizado, y debíamos de acudir a la central de informática de la UNED que en aquellos tiempos se situaba en las rozas. Se publicaban las fechas de las tutorías obligatorias y allí ibas a mantener dicha sesión.

Recuerdo las tutorías como algo lúgubre. Por un lado las horas, se desarrollaban a las siete u ocho de la tarde, lógicamente por que la mayoría de nosotros trabajábamos. Por otro, el palizón que supone irte hasta "Las Rozas". Quiero decir que la ubicación no era cómoda para casi nadie de nosotros. Teníamos que desplazarnos en coche, los que disponíamos de ello, y aquellas personas que no tenían se organizaban en grupos y algún compañero con coche se encargaba de llevarlos.

Pues bien… te plantas allí y delante tuya está tu tutor, tu profesor, esa persona que debe guiar tus pasos en esta aventura. Pero lo que te encuentras es una persona prepotente, sin el mas mínimo conocimiento docente, sin mostrar ningún respeto por las personas que nos hemos desplazado hasta allí, sin ánimo de ayudar, sin ánimo de enseñar. Nos suelta una chapa infumable, de mala gana, hasta diría que con desprecio hacia nosotros.

Me dio la sensación de ser esa persona que no ha conseguido sus sueños, que lo mismo era tener un puesto interesante en la universidad, como investigador, con renombre, pero que no ha sido capaz de ello, y a lo máxio que ha llegado es a dirigir tutorías a alumnos de primero de la UNED. Toda su amargura la soltó sobre nosotros. Esta claro que él allí no pintaba nada, no tenía la mas mínima intención de hacer de nosotros mejores ingenieros. Estaba pasando algún tipo de trámite que no iba con nosotros.

Lo verdaderamente asqueroso y triste de todo este asunto es que posiblemente algunas de las personas que acudimos a aquella fatídica sesión saliesen de allí diciendo ¡vaya mierda de práctica, vaya mierda de asignatura y vaya mierda de universidad! ¡aquí os quedais todos que yo me voy! ¡no me vais a ver el pelo en la uned ni en pintura!. Porque al final los actos tienen consecuencias, y no hay cosa mas triste que perder la ilusión, y no hay cosa mas asquerosa que un profesor que les quita la ilusión a sus alumnos.

Y esta fue mi experiencia, ¡mi asquerosa y nauseabunda experiencia!.

- ¿Cómo te fue?

Mal. Muy mal. En parte por la dificultad de la asignatura, una de las mas difíciles de la carrera, y no lo digo yo. Lo dicen las estadísticas.  No fui capaz de aprobar la práctica, y ello significó que no pude presentarme al examen. Sin exagerar le dediqué del orden de 50-60 horas a la elaboración de la práctica. Y no fui capaz. Suspendí y acudí a la sesión de revisión que ofrecía el profesor de marras. De nuevo desprecio, desinterés, desidia, y distancia… mucha distancia entre él y yo, entre él y nosotros.

Dado que no pude aprobar la práctica, no tuve derecho a examinarme. Así me fue. Suspendí en la fase de práctica. Hablé con el profesor una vez me indicó qué tenía mal. Modifiqué la práctica, el código, la memoria. Generé un nuevo dvd, nuevo envío y nada. Nada de nada.

A consecuencia de tu desastrosa experiencia estuviste a punto de irte de la UNED. ¿Tanteaste la posibilidad de irte a una privada?

Como consecuencia del suspenso en la práctica, y al no estar de acuerdo con dicha decisión estuve barajando poner una queja formal. Hablé con el responsable de la asignatura (el catedrático o algo así) que con muy buenas palabras me dijo que estaba en todo mi derecho, pero que me aconsejaba no ponerla pues bajo su opinión no iba a conseguir nada. Finalmente desistí y pasé de poner ninguna queja.

Dada mi desesperación y el odio que me produjo toda esta situación cogí el teléfono y llamé a la UOC, la Universidad Oberta de Cataluña. Su plan me engatusó desde el principio, me pareció un rollo muy interesante, pero los precios eran desorbitados, un crédito de UOC costaba como una asignatura entera en UNED, y por aquel entonces era una universidad que estaba subvencionada para alumnos de habla catalana, y funcionaba como privada para el resto. Este último punto no me parecía razonable y pasé. Pero sí, estuve a puntito de mandarlo todo a la mierda.

- ¿Alguna conclusión?

Sin lugar a dudas,  de toda mi experiencia en la UNED, este es el recuerdo mas desagradable que tengo.

En uno de los muchos exámenes a los que me he tenido que presentar en todos estos años conocí a un chico, el cual se había sacado ya mas o menos la mitad de la carrera, y me hizo una descripción sobre cómo enfocaba él su gran epopeya. Para él, esto era un maratón, una carrera de fondo. Lo importante no era correr como loco, esprintar, sacarte tropecientas asignaturas cada año, estar pensando en las asignaturas que te quedan. No… Lo importante era sumar un poquito todos los años. Habría algún año que sumarías cuatro asignaturas, otro año dos, y es posible que otro solo una. Pero todos los años algo. Como afrontar un maratón, donde en vez de pensar en cuantos kilómetros te quedan, piensas en los que llevas hechos. Y lo importante es ir sumando kilómetros, aunque vayas despacito, y no pararte, sobre todo, no pararte, porque lo mismo si te paras, ya no eres capaz de retomar la carrera.

Este consejo lo he puesto en práctica desde el primer día, y así ha sido. Todos los años he sumado algo. Algunos años han sido tres, otros dos, y algunos solamente una. Pero he continuado. He perseverado. Y aquí estoy. Y en el camino te encontrarás con tempestades como la que yo acabo de relatar, situaciones que te harán pensar ¡lo dejo!, ¿para qué tanto esfuerzo? ¿qué necesidad tengo yo?. Y ahí es donde debemos tener sangre fría y pensar únicamente en sumar un poquito, solo un poquito, pero sumar, y no pararse nunca.

Y algo muy, muy importante. Que nunca ningún soplagaitas nos quite la ilusión. Somos únicos y somos capaces de cualquier cosa que se nos ponga por delante. Esto nunca debemos olvidarlo.

Anteriormente


En el próximo episodio


23.11.19

Algebra - mas y mas y mas y mas… y aún así…

En el año de mi vuelta a la universidad me matricule únicamente de dos asignaturas (Algebra y Programación II).

- ¿Porqué elegiste álgebra como una de ellas?. Podrías haber elegido cualquier asignatura técnica tipo estructura de computadores, o electrónica digital. No parece lo más agradable arrancar la universidad con un "hueso" de tal envergadura.

- Tienes razón. Quizás no es la asignatura más agradable, pero siempre he estado convencido que las ciencias "puras", aún no teniendo a corto plazo una aplicación práctica sobre tu trabajo o actividad informática, son las que te ayudan a componer una mente analítica, creativa, abierta, que piense a lo grande, y donde los grandes problemas son capaces de resolverse. Desde esta perspectiva tenía claro que debía ir solidificando mi aprendizaje sobre una base mixta, de tecnología y "materias puras", y de hecho, así lo he ido haciendo a lo largo de los años.

Lo primero que hice fue devorar la guía de la asignatura y comprarme el temario. El libro oficial de álgebra (Algebra lineal básica).

- ¿Qué te pareció la bibliografía básica?

- Cuando abrí el libro y navegue por las primeras páginas, me desmoroné. La materia era ardua, muy dura. El primer capítulo arrancaba con el estudio de los espacios vectoriales (vectores, estructuras, espacios, subespacios, combinaciones…). Fue un horror.  No me pareció nada intuitivo. Hecho con poca gana. Dedicado a plasmar meramente el objeto del temario, con pocos ejemplos, sin ningún afán de generar un diálogo que pueda mantener el interés del alumno. Hablamos de un libro propio de la editorial UNED, elaborado por profesores de la UNED.

-Con el paso de los años me he dado cuenta que las asignaturas han tomado como base libros de referencia, no editados por la uned. Editoriales de referencia, como McGraw-Hill, Wiley... Me parece un acierto, pues, entiendo que elaborar textos es una fuente de ingresos para la UNED y para los profesores, catedráticos y doctores, pero usémoslos siempre y cuando sean buenos. ¡Seamos mas exigentes con nuestra universidad pública por favor!. Es un horror abordar una asignatura, que a priori puede ser maravillosa, super interesante, enriquecedora, motivadora, creativa… y que a los pocos minutos de leer las primeras páginas del libro digas "¡vaya mierda!, vaya tostón". Pues así me pareció la bibliografía básica.

Me pilló el toro de una forma escandalosa. Una vez ojeé el temario, visto que la bibliografía básica era horrorosa, me dediqué a buscar buenos apuntes, colecciones de ejercicios resueltos, exámenes de años anteriores, lo típico vamos, y me organicé bien las semanas de estudio.

Arranqué con ello. Comencé a un cierto ritmo, digamos un par de horas a la semana. Buscaba algún hueco en el trabajo, a la hora de la comida o momentos así, y le dedicaba un rato. El método de estudio que seguía era, como base el libro, y en aquellos puntos donde no me ayudaba, o bien no entendía lo que estaba leyendo, me apoyaba en los apuntes y ejercicios resueltos. Pero iba pasito a pasito, secuencial, sin dejarme nada atrás, como a mí me gusta.

Me tiré semanas en los primeros capítulos (espacios, subespacios, bases….) pensando que, si no era capaz de entender bien estos conceptos, iba a fracasar a la hora de abordar los capítulos posteriores. Las semanas iban pasando, la fecha del examen se iba acercando. Cada vez le dedicaba un poquito más, una horita mas, una tarde mas… un poquito del finde. Pero no avanzaba. Quedaban tres semanas para el examen y todavía no me había puesto a realizar exámenes de años anteriores. Le dedicaba horas y horas pero nada. En las dos últimas semanas previas al examen solicité permiso en el trabajo para que me dejasen salir a las tres, y me pegaba sesiones de cuatro y cinco horas por la tarde. La sensación que me rondaba en ese momento era, ¡ostras!, ¡qué caña!, ¡esto no puede ser!, no me imaginaba que tuviese que meterle tantas y tantas horas. Pero así fue. Lo recuerdo como un trabajo descomunal. Y además en muchos momentos me preguntaba, ¿y esto va a ser así siempre?, ¡si este cuatrimestre me he cogido únicamente una asignatura y no doy mas de mí mismo!.

Pues sí, así fue mi experiencia con el álgebra y con la primera asignatura de la facultad.

- ¿Cómo te fue el examen?

- Fatal. Esa es la verdad. Por aquella época teníamos que ir a examinarnos a un campus que tenía la UNED en las rozas, para todo Madrid. Allí me fui a abordar mi primer examen. Era de tipo test. Consistía en 10 ejercicios (matrices, determinantes, ¡espacios vectoriales!…). Realizabas en sucio el ejercicio y tenías que elegir la respuesta correcta. Recuerdo que únicamente sabía responder a seis de diez. Eso hice.

- Me volví a casa cabizbajo, derrotado, decepcionado, desilusionado, pensando sobre todo en la ingente cantidad de horas dedicadas, y lo poco que me había servido. Al día siguiente comenzamos a compartir en el foro las respuestas, y comprobé que había suspendido. A ver, si de 10 respondes 6, te la estás jugando, y el mínimo fallo te resta la mitad, que fue lo que pasó. Hice cinco bien (5) y una mal (-0,5). ¿Resultado?, 4.5. Decepción.

- ¡Vaya!

- Finalmente aprobé, pero no por motivos propios, eso quiero dejarlo claro. Se generó una discusión en los foros de la asignatura sobre una pregunta la cual no estaba muy claro su enunciado. Esto son cosas que pueden pasar.  El debate llegó a tales niveles de indignación que intervino el equipo docente y la responsable de la asignatura en la UNED. Su respuesta fue contundente. ¡No se suspenderá a nadie que dependa de esta pregunta!. Dado que si el enunciado hubiese estado bien redactado podría (y digo podría porque es una de las preguntas que no tenía ni idea) haber contestado afirmativamente, el resultado es que ¡me aprobaron con un cinco!. Mi primer aprobado en la UNED. Un aprobado con sabor agridulce, muy agridulce, pero aprobado al fin y al cabo.

- Creo que tienes una anécdota muy graciosa sobre un libro de espacios vectoriales con el que te topaste en la biblioteca ¿No?

- Sí, así es. Comencé a frecuentar la biblioteca de mi barrio, donde me metía sesiones importantes de estudio (2 o 3 horas y a veces más, que para alguien con familia, un hijo, trabajo y demás obligaciones, no te creas que es fácil).

- La biblioteca de mi barrio se llama Rigoberta Menchú, como la ganadora del premio novel de la paz. Sobre todo acudía a las dos salas de estudio que tenía en ese momento. Tengo que decir que, el disfrutar de esas sesiones de trabajo, en soledad, rodeado de silencio, todo el mundo a tu alrededor estudiando… Me proporcionaban una cierta paz.

- Pues resulta que a la entrada de la biblioteca había (y sigue habiendo) una mesa para el intercambio libre de libros. Es decir, tu puedes dejar / donar un libro en esa mesa y te puedes llevar cualquier otro, sin pasar por ningún trámite con la biblioteca. Una especie de "bookcrossing", para que nos entendamos. Hubo un libro que llamó mi atención, dado que estaba en esos momentos estudiando Algebra. Era bastante voluminoso, no se, rondaría las 700 / 800 páginas. Lo ojeé y vi que trataba de aspectos matemáticos algebraicos. Me fijé en el título y era algo así "Espacios vectoriales orientados a la ingeniería" … Tomo IV… ¿Cómo te quedas?. En mi asignatura de álgebra había uno o dos capítulos dedicados al "maravilloso" mundo de los espacios vectoriales (espacios, subespacios, bases, teoremas…). ¡Pero el tema daba tanto de sí como para que existan tres o cuatro mil páginas dedicado a ello!. Esta cuestión me sorprendió, me impactó.

- A lo largo de los años le he tomado afición a la matemática pura, y no descarto, el día de mañana, antes de que me haga muy viejecito, abordar la carrera de matemáticas, por mero disfrute y viaje iniciático a todos los secretos que esconde.

- ¿Qué música te acompañó en esta aventura?.

- Lo recuerdo perfectamente. Sobre todo la obra de Ryuichi Sakamoto y Brian Eno.
  • (Brian Eno) Ambient1/Music for Airports.
  • (Ryuichi Sakamoto) Beauty.
- ¿A parte del álgebra, que lecciones aprendiste en este viaje?

- Conocer desde el principio cómo son los exámenes, cómo te van a evaluar.

- Ser pragmático y práctico. Si tu tiempo es limitado céntrate en lo importante, aunque ello suponga no seguir el orden secuencial y ordenado que pueda proponer el equipo docente, pues lo mismo te enredas demasiado en aspectos que a lo mejor no son tan importantes para superar el nivel exigido por la asignatura.

- Disfrutar de las bibliotecas. Son unos lugares maravillosos.

Anteriormente


En el próximo episodio